Ingenuo hubiera sido suponer que un cambio histórico, como son las reformas propuestas e impulsadas por el gobierno de Peña Nieto, fueran a llevarse a cabo sin grandes contratiempos.
Esas transformaciones eran necesarias desde muchos años antes. Se habían intentado. Pero la resistencia local e internacional a modificar el estado de las cosas en nuestro país, las había diferido hasta ahora.
De entrada, una modificación de esas dimensiones tiene que acabar con los indebidos privilegios de poderes fácticos que no iban a quedarse de brazos cruzados. De frente o moviendo mercenarios, era de esperarse la reacción, hasta violenta, de quienes ven afectadas sus ganancias injustas, sus posiciones indebidas y sus poderes extralegales que los hacían intocables.
Muchos de estos privilegios irregulares eran cobijados bajo la mitología forjada por los inventos y enseñanzas de la llamada “historia de bronce”, aprovechando la proclividad de nosotros los mexicanos para mirar hacia magnificadas glorias pasadas en lugar de pensar y buscar glorias futuras. Ver hacia atrás, pelear por las ideas sobre el pasado, es una enfermedad de la cual no nos hemos repuesto del todo, pese a los avances tecnológicos, al cambio de las costumbres y al aparente desinterés actual por lo que no sea instantáneo.
El pasado sigue pesando como enorme piedra que dificulta ir hacia delante y al ritmo necesario.
De ahí que los defensores de privilegios y corrupciones hayan encontrado campo fértil en la generalizada mentalidad de defender lo que “siempre se ha hecho así”, lo que “más vale malo por conocido. …” y necedades similares que incluso se toman como sabiduría popular, en lugar de darles calificativo de necedad pública que es lo que son.
Incluso, personas bien intencionadas están a favor de los alborotadores que ante nada se detienen para forzar que siga la venta de plazas laborales en el sector público, los abusos de agitadores influyentes, la compra de ascensos en la burocracia oficial, las extorsiones a la ciudadanía y todas esas barbaridades toleradas en nuestro país porque “así han sido las cosas y así se aceita la maquinaria que hace funcionar a nuestro país”
Era de esperarse la reacción dura de los poderes irregulares, pero igual es de esperarse que los artífices y operadores de las reformas sean capaces de no perder de vista las metas principales y seguir empujando hacia el gran objetivo de trasformar nuestro país, desterrando la pobreza extrema, corrupción e injusticias, por medio de la nueva industrialización renovadora.
La noticia importante es que las reformas marchan. La principal de ellas, la energética -pese al gran obstáculo que ha sido el desplome del precio del petróleo- sigue adelante. En julio próximo se conocerá el resultado del concurso internacional para pozos en aguas poco profundas: 14 áreas frente a Veracruz, Tabasco y Campeche.
Son treinta las compañías petroleras en el mundo que están participando en lo que será el arranque de la apertura energética después de más de 70 años de monopolio petrolero en México que aún nos hace pagar gasolinas y gas a precios mayores que en Estados Unidos.
Entre esas compañías interesadas están las norteamericanas Exxon y Chevron, así como la europea Shell. Es decir, están los gigantes. La reforma va.
Con la nueva tecnología para la perforación y producción, es de esperarse la reanimación inmediata de la industria petrolera que en los últimos diez años ha venido a menos en nuestro país, ya que después de haber llegado a una cifra de extracción de 3.3 millones de barriles diarios de crudo, estamos actualmente en 2.5 millones. Eso, independiente del precio que ahora está padeciendo un descenso brutal.
De ahí que una recuperación normal en el precio del crudo mejoraría la posición coyuntural en esta primera oferta que de todas formas está en marcha, como las demás reformas.
La licitación para la extracción en diferentes yacimientos petroleros no se ha detenido ni se detendrá. Los inversionistas están interesados, compiten por los primeros pozos.
Contra las torpes amenazas y criminales presiones, las reformas siguen y de igual manera se llevarán a cabo las próximas elecciones en todo el territorio nacional