La vaguedad de su discurso lo permite. Trump no vende un muro con México y menos una sólida doctrina en materia de política exterior. Lo que vende el magnate es una idea, racista y xenófoba, pero un concepto, al fin. Como dice Derek Thompson en The Atlantic: “a Trump no le interesa las políticas públicas, su llamado al elector trasciende a la agenda y a los problemas”
…De la misma forma, la retórica de Trump será eficaz si encuentra ese marco de confrontación con la aparente candidata demócrata. Hillary Clinton buscará fortalecer su posición de mujer con experiencia, vender la estabilidad política y un cambio moderado con respeto a la gestión de Obama. Clinton se ha encontrado con innumerables problemas durante las primarias del Partido Demócrata. De entrada, la ex primera dama no conecta con el electorado.
Es cierto, su apoyo entre algunos segmentos del Partido Demócrata es innegable, pero no logra ni embonar con los jóvenes ni tampoco con el trabajador blanco, fundamental en muchos estados que definen la elección.
En estos dos terrenos, Bernie Sanders ha sido tremendamente eficaz. Entre los jóvenes, los menores de 30 años, el senador por Vermont ha recabado el apoyo de siete de cada diez. La fortaleza de Clinton está en las minorías: los negros y los hispanos apuestas vehementemente por la candidata demócrata. Si la elección se juega sobre el marco sistema/antisistema, si se convierte en un referéndum sobre quien puede realmente cambiar Washington, en ese terreno Trump podría hacerle mucho daño a Hillary….
Informador Editoriales de Enrique Toussaint Analista Político
Donald Trump es un tipo más complejo de lo que solemos advertir. Es nacionalista, sí. Es racista, también. Su discurso roza en la xenofobia, eso es indudable. Sin embargo, tiene sus paradojas, particularmente si hablamos de un hombre situado a la extrema derecha en el Partido Republicano. Por ejemplo, Trump no es un feligrés del libre comercio y, por lo tanto, no es un enemigo del Estado como Cruz o Rubio. Su nacionalismo económico está por encima: quiere aranceles, y muchos. Barreras al comercio con México y con China, de los que presume una ventaja que daña los intereses de “América”. No es, a diferencia de la ultraderecha del Partido Republicano, un ferviente opositor al aborto. Quiere impuestos al patrimonio y, aunque usted no lo crea, más presión fiscal a las fortunas. Trump es un populista, bajo cualquier acepción de la palabra; un demagogo que está a años luz de cumplir cualquiera de las locuras que está defendiendo en su campaña. ¿Usted se imagina que Estados Unidos bloquee el comercio con China, digamos por un año, mientras el excéntrico nuevo inquilino del Despacho Oval negocia con el gigante asiático los impuestos a las importaciones chinas? ¿Usted cree que México abrirá la chequera, como Trump quiere, para pagar un muro, aún más alto que el actual, entre las dos naciones? ¿Ve usted probable que Trump tenga una mayoría hipercalificada de 75% del Congreso para modificar la Constitución e impedir que algún musulmán se cuele por la frontera?
Derecho de Réplica sobre editoriales de Enrique Toussaint… por A.López
En los editoriales de fin de semana del columnista del INFORMADOR (Diario local de la ciudad de GDL en México) lanza una serie de preguntas a la audiencia a las cuales desde nuestra visión y perspectiva estamos atendiendo y exponiendo en nuestras propias secciones editoriales en ICONO. Por Alvaro López Editor en Jefe de ICONO 2016
China ha sido un peligroso rival económico en competencia especialmente los últimos 16 años a partir de la entrega de Hong Kong por parte de los británicos al gobierno actual Chino. En 16 años la fortaleza de su economía supera en crecimiento y en un desbordado esquema de inversiones del asiático país con todo el mundo. China podría ejercer un mercado ilegal de sus productos (Mercado Negro) por precio de los mismos en la economía de productos de consumo por ejemplo en el sector de la electrónica (gadgets de consumo) sin que aduanas de EUA puedan controlar el acceso de los mismos a través de sus aduanas y fronteras.
Un ataque directo del Presidente de los Estados Unidos en forma directa contra las minorías de ilegales encuentra en los medios no solo hispanos sin mundiales el caldo de cultivo para una nueva serie de ataques en entidades como Chicago, Los Ángeles y Miami al mismo tiempo dejando a autoridades civiles fuera de los controles ante severos esquemas de protestas masivas que llevarían contra las cuerdas su administración.
En el Congreso tiene en contra a Conservadores de su mismo partido como a los Demócratas unidos en su contra… Los mismos apoyos que hoy recibe con aportaciones, le serán reclamados en forma muy desproporcionada. El ataque mediático permanente es una presión que los equipos y plataformas que conforman la estructura TRUMP estarán de tal forma expuestos ante las comunidades especialmente hispanas (a la cabeza) que se ejercerá un efecto tsunami devastador para los propios capitales inmobiliarios y financieros del personaje.
Hoy los medios electrónicos y la tecnología opera en contra de un establishment sujeto solo al poder de compra de las voluntades de La cartera TRUMP. Hasta ahora los fanáticos TRUMP no han demostrado ser lo suficientemente peligrosos como para afrentar con su vida la defensa del personaje, por lo que no vemos en Mr. Trump, un mesiánico Hitler operador de las grandes masas estadounidenses por lo que habrá que esperar si lo que Mr. Trump recibirá no solo el voto, sino el soporte de toda una oligarquía de los gobiernos y sus miembros a nivel nacional.
Es TRUMP contra el mundo, solo apoyado en una serie de sufragios que no irán más allá de una función de circo, del mal circo…
Esta es solo una visión a la distancia de un noviembre que es un parteaguas en la vida democrática de un país sumido en las drogas, en una clase media adormilada, en una economía sobrecargada y en un contexto gubernamental que tiene su base en preceptos del derecho a ejercer su constitución de la cual los medios masivos de comunicación son expertos