Juan Carlos Nuñez Bustillos… un saludo

Mi última columna como Defensor

Posted: mayo 30, 2011 by cronicadesociales in Boletines y comunicadosInformación JaliscoLibre Pensadores
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Defensor del lector/Juan Carlos Núñez Bustillo/ Público

A lo largo de 154 domingos procesé 332 casos. Lo hice con la mejor voluntad y con el cariño que le tengo al periódico. Gracias a los lectores y a quienes me ayudaron a responderles por construir conmigo esta página.


He tenido el privilegio de ocupar la página tres de este periódico como Defensor del Lector durante 154 domingos. Llegó el tiempo del relevo. Hoy dejo este encargo que me encomendaron los Consejos de Lectores del periódico, en mayo de 2008, y que yo acepté con mucho gusto y también con algo de miedo.

El Defensor del Lector es un facilitador del diálogo entre los lectores y la Redacción en el ánimo de construir un mejor periódico. No es un juez que dicta sentencias, ni un policía que persigue a los infractores, ni un maestro regañón que exhibe al alumno que se equivoca. Es alguien que pretende generar un espacio de encuentro y deliberación del que todos podamos aprender. Eso dije cuando me eligieron y eso traté de hacer cada semana.

Un Defensor tiene también la obligación de ser crítico y de señalar el error con absoluta claridad. De otra forma su existencia no tiene razón de ser. Un Ombudsman de medios preocupado antes que por los casos por quedar bien con la empresa, los directivos, los colegas o con los propios lectores, no puede hacer bien su trabajo.

Por eso publiqué sin recelo los errores de los que me percaté, incluyendo los de los directores. Por eso los puse a ellos en aprietos en más de una vez con los encargados del área empresarial. Por eso también me tocó señalar las fallas de algunos de mis más queridos colegas y mostré mis propios errores. En diversas ocasiones expresé además que el lector no tenía razón en su queja.

Intenté hacerlo siempre con argumentos y caballerosidad, con la mayor buena fe y con el mejor ánimo. Con el respeto que le tengo a este periódico del que soy fundador. En el que he hecho casi de todo. Desde hablar a las funerarias para elaborar el obituario y redactar breves, hasta coordinar al equipo de reportajes de investigación. Con el cariño que le tengo a esta Redacción que he compartido con algunos de mis mejores amigos. En la que llegué a escribir sentado en un bote de basura porque no había sillas suficientes, donde perseguí ratas y ayudé a rescatar a unos gatos. En la misma en la que redacté algunas noticias que hoy son historia, y muchas crónicas y reportajes que marcaron mi propia historia. En este periódico en el que publiqué las 202 entrevistas de la serie Retrato hablado, en la que recibí una amenaza de muerte y en la que pasé la mayor parte del día durante muchos años.

Creo que así lo entendieron mis colegas y los lectores y que por eso prevaleció en este espacio el buen ánimo y la buena fe. Solamente en una ocasión descubrí a alguien que inventó una identidad para criticar al periódico. Casi todos los periodistas respondieron pronto y con honestidad a las quejas de los lectores. Nadie me pidió nunca quitar o cambiar lo que escribí. Los directivos respetaron siempre mi trabajo.

En este tiempo recibí cientos de correos electrónicos y una carta en papel. Algunas personas confundieron al Defensor del Lector con el de Derechos Humanos. Me escribió una señora con un hijo enfermo al que le negaban atención médica y un hombre al que despidieron de su trabajo injustamente. A ellos sólo pude pasarles mi consejo y algún contacto. Recibí también infinidad de cartas para la sección de Correo. A los remitentes les informé a dónde debían enviarlas, lo mismo que a quienes me hicieron llegar quejas relativas a suscripciones y otros asuntos que no corresponden al Defensor.

Atendí 332 casos que sí fueron de mi competencia. La mayoría, planteados por los lectores. En otros intervine “por oficio”. De ellos, 330 están cerrados. Los otros dos me llegaron recientemente. Los pasaré a la persona que me sucederá. No sé todavía quién es, pero le deseo lo mejor.

Del total de casos, publiqué en la columna 270. Once se quedaron truncos. En diez de ellos porque los quejosos no me proporcionaron información suficiente. El otro porque la persona se empeñaba en que publicara su queja completa, lo que era imposible porque su carta era mayor que toda la columna.

El resto de los asuntos (49) no llegaron a la columna porque se resolvieron antes (gente que se quejaba porque no se había publicado su carta en el Correo) o fueron preguntas de estudiantes para sus tareas. Una académica argentina me consultó para una investigación sobre los defensores del lector en América Latina. De las personas que me escribieron 189 son hombres y 39, mujeres.

En 165 ocasiones concluí que el lector tenía razón; en 52 que la tenía parcialmente y en catorce, que no. Del total de casos publicados o resueltos 219 fueron asuntos de contenido y 82, de forma.

No me queda espacio para hacer un análisis del resultado de mis recomendaciones. Diré simplemente que el diario atendió algunas y otras, no. Por ejemplo, se publican ahora menos fotos sangrientas, pero sigue sin respetarse la presunción de inocencia. Esta misma semana se publicaron fotos de personas detenidas que no han sido juzgadas.

Para resolver algunos casos busqué a personas expertas en filosofía, psicología, teología, literatura y astronomía. Consulté también a ex Defensores, escritores, comunicadores y periodistas. Muchas gracias por su ayuda. Recurrí además a una buena cantidad de documentos.

Huéspedes frecuentes de estas páginas fueron algunos queridos profesores que con sus enseñanzas me ayudaron a resolver muchos asuntos. Recordé sus palabras, busqué sus textos o los consulté personalmente. Mi gratitud a Cristina Romo, Miguel Ángel Bastenier, Alex Grijelmo, Javier Darío Restrepo y Juan Pablo Rosell por su generosidad.

A los reporteros, editores y directivos del periódico, gracias por su disposición a dialogar.

Mi agradecimiento sobre todo a ustedes, lectores, por haber construido esta página con su lectura atenta y crítica del periódico. Muchas veces me pusieron a “parir chayotes”. Con eso me ayudaron a pensar, a indagar y a aprender. Me voy sabiendo más cosas. Y me llevó también muchas preguntas. Seguimos en contacto en juancanu@hotmail.com

Los Defensores en México son una especie en peligro de extinción. Ninguno de los llamados periódicos nacionales cuenta con esta figura de autorregulación ética, ni tampoco ninguno de los que se publican en Guadalajara.

Felicidades a Público Milenio por mantener este espacio que expresa el compromiso y la voluntad de ejercer un periodismo profesional y honesto.

Muchas gracias.

Las cifras

  • De los 332 asuntos
  • 330 casos cerrados
  • 270 se publicaron en esta columna
  • 165 lectores tuvieron el acierto
  • 219 casos de contenido
  • 82 casos de forma

defensor.gdl@milenio.com